ANÉCDOTARIO

Ey!...Ey!...Sí, sí a vos te digo, a vos que estás en los cua-cua-cuarentaytantos, a vos que...¡vamos, no te hagás el otario! a vos que fuiste a capu en la misma época que nosotros, a vos que ahora te cuesta meterte en la compu porque se te vinieron encima los ´70, los ´80 y los tan bien ponderados noventa, y sí ya se que te cuesta escribir, que...los chicos...que el trabajo...que los conyuges, parejas, amantes (¡oh! que dije!) ¡sacate todo eso de encima y contate una anécdota!. No sé, vos sabrás elegir la mejor, de esas que te pasaron en el colegio, en sus aulas, con sus (nuestros) profesores, en sus pasillos, en el patio interno, en el de la bandera, ¡en el baño!, en alguna misa (¿por qué no? Dios entenderá que éramos adolescentes, después de todo hoy en dia se les perdona todo). No sé, esa vez que te pusieron un... o esa, esa que te enamoraste de... o tal vez, sólo tal vez, esa que te sentiste solo/a porque no sabías a quién contárselo. Dale, animate, si no sabés/querés/podés usar éste teclado pedile a tus hijos, seguro ellos pueden, vos dictale, de paso le contás algo que te tenías guardado para cuando sea más grande. Dale, hacé que todos nos tiremos para atrás en la silla de la compu de la risa, o que apretemos los lábios y cerremos los ojos o que simplemente se nos caiga una lágrima ¡carajo!.
Cariños. Ale.